limpieza y desinfección de frutas y hortalizas

La limpieza y desinfección de frutas y hortalizas es esencial para garantizar alimentos seguros en cada etapa de la cadena. Gracias a ello puedes mantener bajo control residuos, microorganismos y contaminaciones a través de protocolos higiénicos claros y avalados por la normativa.

Solo así aseguras la inocuidad y se preserva la reputación de tu marca.

Y como sabemos que quieres mantener la integridad del negocio intacta, te traemos esta guía completa donde encontrarás las razones por las que este proceso es tan relevante, las buenas prácticas recomendadas, el marco normativo que lo respalda y soluciones innovadoras que te ayudarán a cumplir con esto.

Importancia de limpiar y desinfectar frutas y hortalizas

En la industria alimentaria, la limpieza y desinfección de frutas y hortalizas constituye la primera barrera para evitar brotes de enfermedades transmitidas por alimentos y garantizar la inocuidad que exigen los consumidores y la normativa.

Según la Organización Mundial de la Salud, cada año se registran alrededor de 600 millones de casos de enfermedades de transmisión alimentaria en el mundo, muchas vinculadas a productos frescos mal higienizados.

Los riesgos vienen de múltiples frentes:

  • restos de pesticidas,
  • bacterias como E. coli o Salmonella que se adhieren a la superficie de las verduras,
  • contaminaciones cruzadas durante el transporte y almacenamiento.

Y aunque estas son las consecuencias que tienen mayor importancia, un mal procedimiento de higiene también impacta en tu negocio con devoluciones, pérdidas económicas y sanciones regulatorias.

Por eso, implementar protocolos claros de limpieza y desinfección en una planta de alimentos, restaurantes, vehículos que transportan alimentos o cualquier espacio similar permite extender la vida útil de los productos, reducir desperdicios y sostener la confianza en la marca.

  

Buenas prácticas en la limpieza y desinfección de frutas y hortalizas paso a paso

La higiene en frutas y hortalizas requiere un enfoque sistemático, un protocolo que elimine contaminantes visibles e invisibles y que, además, contribuya a la prevención. Estos pasos son la base de un proceso confiable en cualquier planta de producción o centro de distribución.

1. Preparación previa

Antes de cualquier lavado, es fundamental revisar la materia prima y retirar los productos dañados o en mal estado. Las frutas y verduras con golpes, moho o fisuras favorecen el desarrollo de patógenos y contaminan el resto del lote. Además, conviene limpiar y desinfectar las superficies de trabajo y utensilios para evitar contaminaciones cruzadas.

2. Lavado con agua corriente

El primer paso operativo es un enjuague abundante con agua potable. Este proceso elimina tierra, polvo y residuos superficiales. La FAO recomienda que este lavado se realice siempre con agua de calidad verificada, ya que un recurso contaminado anula cualquier esfuerzo de higiene posterior.

OJO: es importante mantener la presión adecuada y renovar el agua con frecuencia en caso de lavados por inmersión. Asimismo, es preciso garantizar la limpieza de los sistemas de almacenamiento, puesto que un tanque en mal estado se convierte en un foco de contaminación que compromete todo el proceso de higienización

3. Desinfección segura

Tras el enjuague, llega el momento crítico: la desinfección. En principio, el uso de cloro o lejía de uso doméstico puede parecer una alternativa económica, pero acarrea numerosos problemas en contextos industriales:

  • libera compuestos indeseados,
  • afecta el sabor y la textura de los alimentos,
  • y no siempre garantiza la eliminación de biofilms.

Por eso, los desinfectantes de grado alimentario certificados como AQUA NOVA – SILVER® son la opción indicada. Este coadyuvante tecnológico, formulado con peróxido de hidrógeno (H₂O₂) e ión plata (Ag⁺), combina un alto poder catalítico y oligodinámico que garantiza una acción eficaz frente a microorganismos resistentes, manteniendo su estabilidad en distintas condiciones de uso y evitando riesgos de corrosión en equipos y superficies.

Esto se traduce en un proceso más seguro y sostenible, con menos costos ocultos asociados a devoluciones o paradas de planta.

AQUA NOVA – SILVER® está diseñado para reducir bacterias, virus y hongos hasta niveles seguros, sin alterar el sabor, el color ni la textura de los alimentos. Además, cuenta con certificaciones de inocuidad que avalan su uso en contacto directo con frutas, verduras, carnes, huevos y utensilios, así como en procesos de lavado, riego y desincrustación de sistemas hidráulicos.

4. Secado y almacenamiento

El secado adecuado evita la proliferación de microorganismos y prolonga la vida útil de frutas y hortalizas. Puede realizarse al aire, en zonas limpias y protegidas, o con equipos especializados. Una vez secos, los productos deben almacenarse en condiciones controladas de temperatura y humedad, en espacios higienizados y libres de plagas.

Aunque puede ser una fase desestimada, la realidad es que un mal manejo en esta etapa arruina todo el esfuerzo anterior y reduce drásticamente la calidad del lote.

 

Normativas y registros de desinfectantes

En Argentina, el uso de desinfectantes en la industria alimentaria está regulado por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) y otros organismos competentes que garantizan la seguridad en la cadena de producción. Solo los productos incluidos en los listados oficiales pueden emplearse en contacto con alimentos o superficies relacionadas con su procesamiento.

Dentro de este marco, los desinfectantes deben cumplir con exigencias técnicas y pruebas de eficacia antimicrobiana para demostrar que eliminan bacterias, hongos y virus sin dejar residuos nocivos. Estos registros son la garantía de que el producto responde a estándares internacionales de inocuidad y está habilitado para su uso en plantas de producción de alimentos y bebidas.

En este contexto, el ya mencionado AQUA NOVA – SILVER® cuenta con registro oficial para la industria alimentaria, convirtiéndolo en una alternativa segura frente a productos caseros sin control. Su fórmula está pensada para sistemas de limpieza en planta (CIP) y eliminación de biofilms, un reto frecuente en instalaciones de procesamiento de frutas, hortalizas y bebidas.

La gran diferencia de este producto frente a desinfectantes tradicionales está en su formulación: combina peróxido de hidrógeno con plata, lo que le otorga un efecto antimicrobiano de amplio espectro y de larga duración.

Como ya comentamos, esta tecnología permite usarlo de forma segura en contacto con alimentos, envases y superficies de producción, sin dejar residuos tóxicos ni alterar las propiedades organolépticas de los productos.

En definitiva, más que un requisito técnico, la higiene en frutas y hortalizas es un factor estratégico: marca la diferencia entre un producto que cumple y uno que inspira confianza. Apostar por procesos respaldados científicamente y desinfectantes aprobados te ayudará a minimizar riesgos y convertir la inocuidad en un valor competitivo que tu empresa puede mostrar con orgullo frente a clientes y auditorías.