bioseguridad granjas avícolas

La importancia de la bioseguridad en granjas avícolas se vuelve evidente cuando se enfrentan amenazas como la gripe aviar, la salmonelosis o la contaminación cruzada que compromete la cadena alimentaria. Cada ingreso no controlado, cada protocolo mal aplicado, representa una puerta abierta al riesgo:

  • pérdida de animales,
  • caída en la productividad,
  • sanciones sanitarias
  • y daños a la imagen de marca.

En este entorno, la bioseguridad se convierte en una estrategia operativa que define la sostenibilidad del negocio.

¿No tienes claro cuáles son las normas y buenas prácticas que debe seguir tu establecimiento? En este artículo te contamos las claves esenciales, normativas vigentes en Argentina y medidas prácticas para fortalecer el control sanitario en granjas avícolas, con enfoque técnico y comercial.

¡Así que sigue leyendo!

¿Qué es la bioseguridad en granjas avícolas?

La bioseguridad en granjas avícolas es una estrategia integral que busca reducir al mínimo el riesgo de ingreso, diseminación y persistencia de agentes patógenos en el entorno productivo. Implica diseñar un sistema operativo donde cada decisión, desde el tránsito de vehículos hasta el origen del alimento, tiene impacto sanitario directo.

En términos prácticos, se trata de establecer barreras físicas, químicas y administrativas que protejan la salud del plantel y la calidad del producto final. Esto incluye protocolos de limpieza, control de vectores, monitoreo de síntomas, trazabilidad y uso racional de insumos.

La bioseguridad se planifica, se mide y se ajusta según el tipo de producción, la ubicación geográfica y los riesgos epidemiológicos del momento.

  

Importancia de la bioseguridad en granjas avícolas

Un sistema sin control sanitario es completamente vulnerable. Según FENAVI, los brotes infecciosos pueden elevar la mortalidad hasta un 40% en sistemas intensivos y reducir la conversión alimenticia en más de un 20%, afectando directamente la rentabilidad. En este sentido, la bioseguridad permite mantener la estabilidad del plantel, reducir el uso de antibióticos y mejorar los indicadores productivos.

Además, cuando se aplican productos químicos específicos, desinfectantes de amplio espectro o detergentes biodegradables, en condiciones controladas, su eficacia se multiplica. Ten en cuenta que, no es lo mismo desinfectar un galpón sin protocolo que hacerlo tras un vacío sanitario bien ejecutado.

Por ejemplo, OXIBAC® – SILVER se utiliza para la desinfección de ambientes, galpones y equipos. Y para el tratamiento del agua de bebida animal, se recomienda AQUA NOVA – SILVER®, formulado con peróxido de hidrógeno e ión plata para mantener la calidad microbiológica del agua sin afectar la salud ni el rendimiento de los animales.

*Tecnología Silver aprobada por SENASA, ANMAT e INTA. Eficacia comprobada del 99,99 % contra la Gripe Aviar, con respaldo del INTA. 

Pero vamos a aterrizar esto en un contexto real.

En agosto de 2025, SENASA confirmó un brote de Influenza Aviar Altamente Patógena (IAAP H5) en Los Toldos, Buenos Aires. La respuesta incluyó:

  • despoblamiento total del establecimiento,
  • restricción de movimientos,
  • limpieza profunda
  • y suspensión de exportaciones a mercados exigentes.

El impacto económico fue inmediato, y la reputación del sector quedó bajo observación pública. Teniendo en cuenta que este no fue el único caso (hubo antecedentes similares en Entre Ríos, Córdoba y Santa Fe durante los últimos dos años), no sorprende que la bioseguridad haya pasado de ser una recomendación técnica a convertirse en un criterio de validación comercial.

Los compradores internacionales exigen trazabilidad sanitaria, los organismos reguladores endurecen los controles, y los consumidores finales están cada vez más atentos al origen de lo que consumen. En este escenario, descuidar la bioseguridad no solo expone a la granja, sino que compromete toda la cadena.

Principales normas de bioseguridad: manual básico

Ante el escenario anteriormente planteado, contar con un manual de normas básicas de bioseguridad de una granja avícola constituye una herramienta operativa que define el nivel de control sanitario de cada establecimiento. En Argentina, la Resolución SENASA 1699/2019 establece los criterios mínimos para habilitar establecimientos avícolas comerciales, mientras que el manual del INTA ofrece una guía técnica para aplicarlos con eficacia.

Pero ¿cuáles son las principales medidas?

Infraestructura y ubicación

  • Los galpones deben ubicarse en zonas altas, no anegadizas, alejadas de otras granjas: mínimo 1.000 m de granjas de producción, 5.000 m de reproductores padres y 10.000 m de reproductores abuelos.
  • El predio debe estar delimitado por un cerco perimetral con acceso único, señalizado y controlado.
  • Se recomienda instalar barreras naturales (árboles, cortinas forestales) para reducir el ingreso de patógenos por vía aérea.
  • Las instalaciones fijas deben ser de fácil limpieza y desinfección, con pisos impermeables y paredes lavables.

Ingreso de personal y vehículos

  • Todo ingreso debe estar controlado: registro de visitantes, cambio de ropa, uso de elementos de protección (barbijos, botas, cofias).
  • Debe existir un sistema de desinfección para calzado y manos en el ingreso a cada galpón.
  • Los vehículos deben ser lavados y desinfectados antes de ingresar, incluyendo jaulas, equipos y herramientas.

Limpieza, desinfección y vacío sanitario

  • Se debe aplicar un programa periódico de limpieza profunda, desinfección y vacío sanitario entre ciclos productivos.
  • El vacío sanitario debe durar al menos 14 días, permitiendo la eliminación de residuos orgánicos y la acción completa de los productos químicos.
  • Los productos utilizados deben estar registrados ante SENASA y ser adecuados al tipo de superficie y microorganismo objetivo.

Además, una buena elección del desinfectante implica minimizar daños colaterales. Un producto como el ya mencionado OXIBAC®-SILVER:

  • no produce corrosión (cuando está diluido),
  • es biodegradable,
  • no necesita enjuague,
  • no genera olor ni espuma,
  • y puede aplicarse en temperaturas que van desde 5 hasta 95 °C.

Control de plagas, vectores y fauna

  • Roedores, insectos y aves silvestres son vectores críticos. El manual debe incluir un plan de control integrado: cebos, trampas, exclusión física.
  • Se deben evitar acumulaciones de alimento, agua estancada y residuos que favorezcan la proliferación de vectores.
  • Las mallas antipájaros en galpones y el mantenimiento del cerco perimetral son medidas obligatorias.

Nuevamente, en estos procesos es necesario el uso de productos desinfectantes eficaces contra biofilms, como los que se acumulan en bebederos, sistemas de agua, superficies húmedas, reduce los refugios para bacterias e insectos vectores.

Alimentos, agua y proveedores

  • El alimento debe provenir de proveedores habilitados, con trazabilidad documentada.
  • El agua debe ser potable, libre de contaminantes y sometida a controles periódicos. Se recomienda cloración, análisis microbiológico y limpieza adecuada de los tanques de almacenamiento.
  • Los silos y bebederos deben limpiarse regularmente y estar protegidos contra vectores.

Manejo de residuos y cadáveres

  • Los residuos orgánicos y cadáveres deben eliminarse de forma segura, evitando la diseminación de patógenos.
  • Se permite el entierro sanitario, incineración o retiro por empresas habilitadas, según lo establecido en la Resolución.
  • El guano y la cama deben ser tratados antes de su traslado o reutilización.

Registro y monitoreo sanitario

  • Todo establecimiento debe llevar registros actualizados de ingresos, egresos, tratamientos, vacunaciones, mortalidad y visitas.
  • El veterinario acreditado debe supervisar el cumplimiento del plan sanitario y reportar cualquier sospecha de enfermedad.
  • Los formularios deben estar disponibles para auditorías internas y externas, y respaldar la trazabilidad del producto final.

Este conjunto de normas define el estándar operativo de una granja profesional. Por ello, aplicarlas con rigor permite reducir riesgos, mejorar la productividad y sostener la confianza de clientes y organismos reguladores.

Como ves, la bioseguridad es el núcleo operativo de cualquier granja que aspire a sostenerse en un entorno exigente. Aplicar las normas oficiales con criterio y constancia permite anticiparse a los riesgos y responder con solvencia ante auditorías o crisis sanitarias.

En este escenario, cada protocolo bien ejecutado es una ventaja competitiva. Y cada omisión, una vulnerabilidad que se paga caro.