gripe aviar argentina

La gripe aviar en Argentina preocupa cada vez más a quienes gestionan granjas avícolas, porque se trata de una enfermedad capaz de propagarse con rapidez y causar un impacto severo en la producción. Aunque las autoridades sanitarias han reforzado la vigilancia, el riesgo de que aparezcan nuevos casos sigue presente y obliga a mirar de cerca los puntos débiles de cada establecimiento.

En este artículo veremos qué es la influenza aviar, cómo ha afectado al país en los últimos años, cuáles son los factores que aumentan la vulnerabilidad de una granja y qué medidas concretas puedes aplicar para reducir la posibilidad de un brote.

  

¿Qué es la gripe aviar y por qué preocupa en Argentina?

La gripe aviar en Argentina, conocida formalmente como influenza aviar, es una enfermedad viral que afecta principalmente a aves domésticas, como gallinas, pavos o codornices, e incluso a especies silvestres acuáticas como patos o flamencos.

Se distingue entre formas más benignas y otras altamente patógenas (IAAP), siendo estas últimas especialmente temidas por su virulencia y potencial devastador en granjas y entornos silvestres.

El virus IAAP (Influenza Aviar Altamente Patógena), particularmente de subtipos como H5, representa una amenaza real y vigente para el sector avícola. En lo que va de 2025, se registraron al menos tres brotes en la provincia de Buenos Aires:

  • uno en Navarro (1 de agosto),
  • otro en Arrecifes (14 de agosto)
  • y un tercero en Los Toldos (19 de agosto).

Todos causados por clado 2.3.4.4 del IAAP H5.

Además, en Buenos Aires se reportó un caso en un predio de gallinas ponedoras, con diagnóstico confirmado en laboratorio.

No menos grave fue el hallazgo reciente en Entre Ríos. SENASA confirmó un caso en aves de traspatio en Laurence, Nogoyá, mediante pruebas realizadas en el laboratorio oficial de Martínez.

Todo esto obligó a las autoridades a suspender de inmediato las exportaciones de productos avícolas, sacudiendo a productores que venían operando con relativa tranquilidad.

Además, el país vecino, Chile, en respuesta al brote, decidió suspender temporalmente todas las importaciones de carne de ave, huevos y productos relacionados provenientes de Argentina, con efecto retroactivo a partir del 5 de agosto. Sin duda, esta decisión refleja el impacto real que tiene la gripe aviar en la cadena comercial.

¿Por qué debería preocuparte?

Sabemos que pensar ‘’a mí no me va a pasar’’ es una reacción humana muy común, pero lo cierto es que para quienes gestionan granjas avícolas, el riesgo no es abstracto. Un solo brote puede:

  • Interrumpir exportaciones, dañando mercados y reputación.
  • Desencadenar sacrificios preventivos, asociados a altos costos y logística compleja.
  • Provocar vigilancia sanitaria intensificada, lo que implica restricciones, auditorías y despliegue de protocolos estrictos.
  • Generar pérdidas financieras inmediatas, pero también amenazar la continuidad operativa de la explotación.

De ahí la importancia de implementar medidas de prevención como las que te contaremos en este post.

Riesgo para las granjas avícolas

El mayor desafío de la gripe aviar en Argentina es su capacidad de propagación. Dentro de una explotación, el virus puede transmitirse rápidamente por contacto directo entre aves, a través de secreciones respiratorias, heces o plumas contaminadas.

Un lote infectado basta para comprometer en días a toda la granja, ya que la densidad de aves y la cercanía entre galpones facilitan la circulación del patógeno.

Vías de introducción: enemigos invisibles

El virus no siempre llega de manera evidente. Existen múltiples puertas de entrada que aumentan el riesgo:

  • Aves migratorias: especies silvestres que viajan largas distancias y pueden portar el virus sin mostrar síntomas. Basta que se acerquen a cuerpos de agua o campos cercanos para contaminar el ambiente.
  • Visitantes: personas que transitan entre establecimientos sin medidas de bioseguridad adecuadas, trasladando partículas virales en la ropa o el calzado.
  • Vehículos y equipos: camiones de insumos, jaulas móviles o maquinaria compartida entre granjas que pueden actuar como vectores pasivos del virus. Por eso también es vital la limpieza y desinfección de vehículos que transportan alimentos y animales de este tipo.
  • Insumos contaminados: agua, alimento o material de cama que no cumple estándares de higiene, generando un terreno fértil para el ingreso del patógeno.

Factores que aumentan la vulnerabilidad

No todas las granjas enfrentan el mismo nivel de exposición. La vulnerabilidad depende de variables concretas:

  • Ubicación geográfica: establecimientos cercanos a humedales o zonas de paso de aves migratorias tienen un riesgo mayor.
  • Protocolos de bioseguridad insuficientes: la falta de controles en accesos, desinfección de calzado y vehículos o ausencia de vestimenta exclusiva para el personal abre la puerta a contaminaciones cruzadas.
  • Alta densidad poblacional: cuanto más concentradas estén las aves, más fácil es la diseminación del virus.
  • Manejo inadecuado de residuos: guano, plumas o restos sin tratamiento adecuado se convierten en reservorios de agentes infecciosos.

En resumen, el riesgo de casos de gripe aviar en Argentina está siempre latente en las granjas. La combinación de vectores externos y debilidades internas puede transformarse en el punto de partida de una epidemia de gripe aviar en Argentina, con consecuencias que trascienden lo sanitario y golpean directamente al negocio.

Medidas clave para prevenir brotes en granjas avícolas

Prevenir la gripe aviar en Argentina no depende de una sola acción, sino de un sistema de bioseguridad integral. Los establecimientos que han logrado minimizar riesgos lo hacen combinando protocolos estrictos, capacitación continua y el uso de tecnologías químicas diseñadas para la higiene en el sector.

Algunas medidas esenciales son:

  • Control de accesos: limitar la entrada de personas y vehículos al predio, registrando cada visita y exigiendo protocolos de higiene.
  • Zonificación y barreras físicas: separar áreas limpias de sucias y evitar el contacto con aves silvestres, instalando cercos perimetrales y redes sobre bebederos.
  • Higiene del personal: exigir ropa exclusiva para la granja, calzado desinfectado y lavado de manos frecuente antes de entrar a los galpones.
  • Manejo del agua y alimentos: asegurar que provengan de fuentes controladas, tanques de almacenamiento seguros y libres de contaminación.
  • Limpieza y desinfección sistemática: aplicar productos con eficacia comprobada frente a virus aviares en pisos, paredes, equipos y vehículos.
  • Monitoreo constante: implementar registros de mortalidad, controles de producción y exámenes periódicos en laboratorio, que permitan detectar signos tempranos de alerta.

En este sentido, elegir el desinfectante adecuado es uno de los pilares más importantes.

Por ejemplo, OXIBAC® – SILVER es uno de los productos más recomendados para la industria avícola, ya que combina peróxido de hidrógeno (H₂O₂) e ión plata (Ag⁺), con eficacia comprobada del 99,99 % frente al virus de Influenza A. Es biodegradable, no corrosivo cuando está diluido, y eficaz en la eliminación de biofilms, lo que permite su uso seguro en galpones, superficies, equipos y vehículos.

En paralelo, para el tratamiento del agua de bebida animal, el producto indicado es AQUA NOVA – SILVER®, formulado con la misma base tecnológica para asegurar la calidad microbiológica del agua sin afectar la salud ni el rendimiento de las aves.

*Tecnología Silver aprobada por SENASA, ANMAT e INTA. Eficacia comprobada del 99,99 % contra la Gripe Aviar, con respaldo del INTA.

En resumen, la gripe aviar en Argentina es una amenaza que ningún productor puede subestimar. Los casos recientes y las medidas oficiales muestran que la bioseguridad no admite descuidos. Aplicar estos protocolos rigurosos, reforzar la limpieza con desinfectantes especializados y reducir los puntos de vulnerabilidad son pasos concretos para proteger tu granja y asegurar la continuidad de tu negocio avícola.